Se dice que un título define un artículo y aún más se sabe que en el periodismo moderno el título casi es el artículo. Incluso la foto puede ser el artículo y el título, no digamos la nota que ha escrito el periodista, queda a veces subordinado a acompañar esa imagen como adorno o como elemento para enfatizar o para dirigir aún más el sentido de lo que se quiere decir. La teoría del conocimiento de esta sociedad es deudora entonces de la lógica del impacto que antes era exclusividad de la publicidad.
La frase que elegí para el título ya es un lugar común en las ciencias sociales, sin embargo, en estos días de fiestas de fin de año propicios para reflexiones fáciles, se me hizo inevitable usarlo. Quedaba evidenciado que si elegía otro título era para evitar ese que era el apropiado. Digámoslo de una vez, la frase es de Marx, y como se sabe dice más o menos que la historia se repite primero como tragedia y luego como comedia.
Lo que se repite esta vez son los saqueos. Se sabe que los saqueos aparecen como preludio del desmanejo de la anarquía y del fracaso de un gobierno que no ha sabido evitarlos como se debe. Y lo que es peor que carece de autoridad. Y si un gobierno, se dice, ha perdido la autoridad, que significa tener alineados a los débiles, ya no sirve como gobierno. Porque si para algo está el estado es para evitar que los débiles salgan del lugar donde están.
Volvamos a lo que decíamos en el principio de este texto: la foto es el artículo. Y la foto en este fin de año muestra a encapuchados llevándose electrodomésticos de un supermercado. Horror: lo que están habilitados a robar los débiles es comida y se roban otra cosa es que algo raro hay. Se sabe: los electrodomésticos son el premio que recibe la clase media. La conclusión es una sola: 2001 y 2012 son lo mismo porque concluyen con saqueos. Se anula con una foto todo lo que pudo haber sucedido entre esas dos fechas.
De nuevo la repetición, esta vez como negación de la historia: siempre es igual en la Argentina, no importa lo que se haga, así entonces es mejor no hacer nada, seguir el orden natural de las cosas que es: para la clase media los electrodoméstico y para los débiles la comida que puedan robar.
Sin embargo hay algo distinto. Un movimiento político que debe su existencia a la pretensión de ser distinto, de desordenar el orden natural de las cosas que se debe repetir sin interrupción alguna.
Para concluir esas son las opciones que veo para este fin de año: la repetición o la diferencia. Yo, para usar ese artículo tan pasado de moda, ante el espectáculo grotesco de los que no se resignan a perder sus privilegios que dependían de la repetición de una serie en la que habían sabido incluirse, prefiero la diferencia. Continuará