Hay cada vez menos dudas sobre la conducta del grupo político al que se denomina como oposición. La declaración de Macri afirmando que con él se acaba el curro de los derechos humanos y la de Mazza diciendo casi lo mismo y agregando, en un intento de redoblar la apuesta, que va a privilegiar los derechos humanos de las víctimas del delito dice mucho acerca de la identidad de ambos candidatos.
De todas maneras esos políticos, nombramos a Macri y a Mazza por ser los más notorios en este momento, no son más que mano de obra barata en la tarea de debilitar al estado y al gobierno y aunque a partir de la llamada crisis del campo, un intento de golpe de mercado novedoso en la Argentina, los grupos mediáticos ingresaron en una visibilidad parecida a la que sufren esos políticos, y tuvieron que asumirse como sus cómplices y compañeros de tareas, no creo que alcancen a merecer esa denominación de opositores al poder son más bien sus guardianes y difusores.
El poder no está en el estado, si se quiere encontrarlo en algún lugar deberá buscárselo en el sistema financiero internacional que reproduce el dinero a partir del dinero prescindiendo de los estados nación y de sus políticos y de sus trabajadores y sus fábricas, monumentos de un capitalismo de la modernidad ya obsoleto.
Hay un tercer grupo en esa maquinaria burguesa que no siempre se lo nombra y que es la farándula mediática. En estos días este grupo se reunió para sacarse la foto de fin de año que como es tradición se publica en la tapa de la revista Gente.
Los vi ojeando una revista en un bar y sentí el mismo asco que siento cada vez que los veo con sus máscaras de plástico deslizándose por el mundo como si fueran sus dueños.
La sorpresa dolorosa fue ver entre esta gente a la querida Estela de Carlotto y a su ansiado nieto recuperado mezclados en esa representación de la impunidad cultural.
Se sabe, el poder globalizado, la burguesía de este país, fue la que produjo la apropiación de bebés como parte de su plan asesino. La revista Gente contribuyó activamente en ese plan criminal.
Hoy, treinta años después, mientras por fin sus ejecutores materiales están en prisión, esta revista colaboracionista se vende libremente en los kioskos de todos el país.
Querida Estela, fue un gran error de su parte, es como si en Alemania el órgano del partido Nazi se publicara todavía y las víctimas de los campos de concentración fueran a brindar con ellos.
En estos días se recuperó el nieto 117. Me quedo con esa tarea heroica suya y nunca se lo voy a terminar de agradecer. Si podemos decir sin verguenza que somos Argentinos se lo debemos a las madres y las abuelas de Plaza de Mayo.
Se lo debemos a usted, querida Estela. Por eso necesitamos que se cuide, que no permita que esos hijos de puta le hagan daño.
La quiero mucho y perdóneme
lunes, 15 de diciembre de 2014
lunes, 8 de diciembre de 2014
Funes el memorioso y las selfies
¿Es posible saber con anterioridad cuáles van a ser los momentos memorables de nuestras vidas?
Un gran amor puede ser memorable; un asado con amigos en el que uno se va a reír como nunca lo hará después también lo puede ser, o yendo a algo menos universal: el momento que uno lee o escribe el libro que andaba buscando desde siempre puede ser lo memorable o decisivo. Esta es mi lista pero puede haber otras, todas son válidas justamente porque los ejemplos de lo que puede ser memorable están atados a la subjetividad del que entrega la lista o al trabajo que irá haciendo el paso del tiempo.
Sucede que la vida no es el cine de Hollywood y en los momentos privilegiados no suena una música de fondo, ni el director marca a los protagonistas con sendos primeros planos. Vivimos una vida pequeña, algo burda, sin nada que se parezca a la épica, y es muy posible que lo memorable haya pasado por nuestra vereda y no nos hayamos dado cuenta y nos hayamos ido a dormir o nos hayamos ido a otro lado apurados por ver tal o cual programa de televisión o ha comprar cigarrillos antes de que cerraran los kioskos.
Recordaremos pero también será necesario, para narrar lo memorable olvidar los detalles de lo que ya dijimos es banal en nuestra vida. Podemos intentar una lista de las cosas tediosas de nuestra rutina: cuando nos afeitamos, cuando tomamos el colectivo cada mañana, cuando compramos alfajores. El olvido entonces vendrá en nuestra ayuda y nos ayudará a encontrar las pepitas de oro en el barro.
Funes, en el cuento fantástico de Borges, es un muchacho humilde de campo, que habrá de tener un accidente, lo volteará un redomón en la estancia de San Francisco, según nos dice el narrador, y quedará tullido, sin esperanza. Ese accidente también le regalará una memoria prodigiosa. Más recuerdos tengo yo solo, dice luego Funes, que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Pero también nos dice que su memoria es como un vaciadero de basura. Hacia el final del cuento, luego de enumerar las tareas inútiles que Funes emprende con su prodigiosa memoria, Borges dice que sospecha que no era muy capaz de pensar. Pensar, nos dice Borges, es olvidar diferencias, es generalizar, es abstraer. En el abarrotado mundo de Funes, concluye, no había sino detalles, casi inmediatos.
En la era informática, sin embargo, amamos los detalles, la información más insignificante es guardada en memorias que podemos comprar sin necesidad de someternos a la desgracia de Funes, en aparatos cada vez más pequeños, prótesis diría Freud, y a la vez más rapidamente considerados obsoletos.
Las fotos digitales nos permiten sacar mil fotos de un viaje. Será que ahora, por la magia de la computación, suceden mil hechos memorables en las vacaciones cuando en el pasado los insignificantes rollos de 36 fotos nos proporcionaban esa ínfima cantidad de experiencias notorias. Será que la técnica y no nosotros produce y elige lo que será colgado en la red.
Uno mira con cariño las fotos de los amigos y aún las propias que otros sacaron de uno mismo (mis fotos son inútiles porque siempre las saco movidas, resistencia o incapacidad que acaso explique esta nota) pero hay algo de falso y de mecánico en todo esto. Acaso sea cierto lo que decía la gente que desconfiaba de la fotografía en sus albores y un poco de nuestra alma sea robado en cada selfie
Un gran amor puede ser memorable; un asado con amigos en el que uno se va a reír como nunca lo hará después también lo puede ser, o yendo a algo menos universal: el momento que uno lee o escribe el libro que andaba buscando desde siempre puede ser lo memorable o decisivo. Esta es mi lista pero puede haber otras, todas son válidas justamente porque los ejemplos de lo que puede ser memorable están atados a la subjetividad del que entrega la lista o al trabajo que irá haciendo el paso del tiempo.
Sucede que la vida no es el cine de Hollywood y en los momentos privilegiados no suena una música de fondo, ni el director marca a los protagonistas con sendos primeros planos. Vivimos una vida pequeña, algo burda, sin nada que se parezca a la épica, y es muy posible que lo memorable haya pasado por nuestra vereda y no nos hayamos dado cuenta y nos hayamos ido a dormir o nos hayamos ido a otro lado apurados por ver tal o cual programa de televisión o ha comprar cigarrillos antes de que cerraran los kioskos.
Recordaremos pero también será necesario, para narrar lo memorable olvidar los detalles de lo que ya dijimos es banal en nuestra vida. Podemos intentar una lista de las cosas tediosas de nuestra rutina: cuando nos afeitamos, cuando tomamos el colectivo cada mañana, cuando compramos alfajores. El olvido entonces vendrá en nuestra ayuda y nos ayudará a encontrar las pepitas de oro en el barro.
Funes, en el cuento fantástico de Borges, es un muchacho humilde de campo, que habrá de tener un accidente, lo volteará un redomón en la estancia de San Francisco, según nos dice el narrador, y quedará tullido, sin esperanza. Ese accidente también le regalará una memoria prodigiosa. Más recuerdos tengo yo solo, dice luego Funes, que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Pero también nos dice que su memoria es como un vaciadero de basura. Hacia el final del cuento, luego de enumerar las tareas inútiles que Funes emprende con su prodigiosa memoria, Borges dice que sospecha que no era muy capaz de pensar. Pensar, nos dice Borges, es olvidar diferencias, es generalizar, es abstraer. En el abarrotado mundo de Funes, concluye, no había sino detalles, casi inmediatos.
En la era informática, sin embargo, amamos los detalles, la información más insignificante es guardada en memorias que podemos comprar sin necesidad de someternos a la desgracia de Funes, en aparatos cada vez más pequeños, prótesis diría Freud, y a la vez más rapidamente considerados obsoletos.
Las fotos digitales nos permiten sacar mil fotos de un viaje. Será que ahora, por la magia de la computación, suceden mil hechos memorables en las vacaciones cuando en el pasado los insignificantes rollos de 36 fotos nos proporcionaban esa ínfima cantidad de experiencias notorias. Será que la técnica y no nosotros produce y elige lo que será colgado en la red.
Uno mira con cariño las fotos de los amigos y aún las propias que otros sacaron de uno mismo (mis fotos son inútiles porque siempre las saco movidas, resistencia o incapacidad que acaso explique esta nota) pero hay algo de falso y de mecánico en todo esto. Acaso sea cierto lo que decía la gente que desconfiaba de la fotografía en sus albores y un poco de nuestra alma sea robado en cada selfie
viernes, 21 de noviembre de 2014
La larga agonía de la Argentina antiperonista
El título de este artículo se refiere como es evidente al recientemente fallecido Tulio Halperín Donghi, célebre historiador al que seguramente no le hubiera agradado que se lo amontonara bajo la denominación de antiperonista, pero justo o no, Halperín pertenece a esa persistencia Argentina (cito a Feinmann).
Tal vez, en su caso, se deba decir que pertenecía al Antiperonismo en la modalidad de la tragedia. Su propio talento, el prestigio que ganó con ese talento, cayó en un vacío, en una corriente política que rehusa definirse, que aspira naturalizarse, volverse invisible. Hay cientos de libros sobre la historia del Peronismo y no conozco ninguno que se haya titulado historia del Antiperonismo.
El vigor del Antiperonismo le permitió incluso intentar la desaparición del Peronismo desde dentro del mismo Peronismo de la mano de un dirigente folklórico como Cárlos Menem. Esa fue quizás su obra cumbre, lograr que los Peronistas voten su propia desaparición, algo así como si los trabajadores mandaran su propio telegrama de despido.
El nuevo episodio Carrió estaría entonces encuadrado en la comedia. Una intervención mediática alejada del elegante barroquismo del viejo Halperín pero que no deja de pertenecer a la continuidad de una idea. Carrió se inmoló esta vez (nadie puede decir que sea la última) con el propósito de empujar la unión a nivel nacional del Unen con el Pro. Los Radicales habían rechazado recientemente esa posibilidad. Uno podría preguntarse lateralmente qué hace tan diferentes a dirigentes como Aguad y Sanz del ingeniero Macri. La respuesta podría buscarse en la pregunta que pretendemos hacernos sobre al identidad Antiperonista. Esa identidad es para estos señores radicales vergonzante. Es un poco de mal gusto a esta altura del partido definirse como Antiperonista y por otro lado sería privarse del voto de algún peronista distraido.
Esta también el intento de Clarín de repetir la formula Menem con el eterno sonriente Massa pero ese intento parece diluirse día a día.
Tal vez el arranque de Carrió este también relacionado, ella misma lo mencionó, con haber advertido, entre las brumas de su conciencia, que el Antiperonismo no la elije para el papel de candidata presidencial sino para el de un agonizante personaje mediático, una especie de Moria Casan rubia, o de Lanata versión teatro de revista. Y que su lugar es menor al del culo-objeto de Jéssica Sirio, que dice más de la ideología de esa corriente histórica (estoy citando al maestro Feinmann) que las cuatrocientas cincuenta páginas de revolución y guerra, libro nunca mencionado en la tribuna de doctrina de Marcelo Tinelli
Tal vez, en su caso, se deba decir que pertenecía al Antiperonismo en la modalidad de la tragedia. Su propio talento, el prestigio que ganó con ese talento, cayó en un vacío, en una corriente política que rehusa definirse, que aspira naturalizarse, volverse invisible. Hay cientos de libros sobre la historia del Peronismo y no conozco ninguno que se haya titulado historia del Antiperonismo.
El vigor del Antiperonismo le permitió incluso intentar la desaparición del Peronismo desde dentro del mismo Peronismo de la mano de un dirigente folklórico como Cárlos Menem. Esa fue quizás su obra cumbre, lograr que los Peronistas voten su propia desaparición, algo así como si los trabajadores mandaran su propio telegrama de despido.
El nuevo episodio Carrió estaría entonces encuadrado en la comedia. Una intervención mediática alejada del elegante barroquismo del viejo Halperín pero que no deja de pertenecer a la continuidad de una idea. Carrió se inmoló esta vez (nadie puede decir que sea la última) con el propósito de empujar la unión a nivel nacional del Unen con el Pro. Los Radicales habían rechazado recientemente esa posibilidad. Uno podría preguntarse lateralmente qué hace tan diferentes a dirigentes como Aguad y Sanz del ingeniero Macri. La respuesta podría buscarse en la pregunta que pretendemos hacernos sobre al identidad Antiperonista. Esa identidad es para estos señores radicales vergonzante. Es un poco de mal gusto a esta altura del partido definirse como Antiperonista y por otro lado sería privarse del voto de algún peronista distraido.
Esta también el intento de Clarín de repetir la formula Menem con el eterno sonriente Massa pero ese intento parece diluirse día a día.
Tal vez el arranque de Carrió este también relacionado, ella misma lo mencionó, con haber advertido, entre las brumas de su conciencia, que el Antiperonismo no la elije para el papel de candidata presidencial sino para el de un agonizante personaje mediático, una especie de Moria Casan rubia, o de Lanata versión teatro de revista. Y que su lugar es menor al del culo-objeto de Jéssica Sirio, que dice más de la ideología de esa corriente histórica (estoy citando al maestro Feinmann) que las cuatrocientas cincuenta páginas de revolución y guerra, libro nunca mencionado en la tribuna de doctrina de Marcelo Tinelli
jueves, 28 de agosto de 2014
La tapa de la revista Noticias
La cadena de acontecimientos que solíamos llamar historia, luego de las sucesivas derrotas de una cultura basada en las palabras, parece reducirse a una larga secuencia de fotos.
Es ahí, en el imperio de las imágenes, donde se ha destacado, en los últimos años, la revista Noticias. No se recuerda especialmente ninguna editorial, no podríamos nombrar ningún grupo de prestigiosos intelectuales que hayan escrito ahí, sí una sucesión de fotos de tapa de las que luego hablaremos. Esta revista Noticias, es hija, recordemos, de la confusa revista La Semana. Ese medio, La Semana digo, algo amarillista, mezcla de destape y política, en conflicto con el gobierno militar también por algunas fotos de tapa, por ejemplo la que mostraba la troupe del programa de Sofovich con el Tigre Acosta, espectacular síntesis de lo que fue la dictadura (aclaro que el adjetivo espectacular no es elogioso sino meramente descriptivo). También fue espectacular el exilio de su Director Jorge Fonteveccia en la embajada de Venezuela y la clausura de la revista.
Mientras mis dedos recorren algo aburridos el teclado, recuerdo otra revista, de la misma editorial, que aún se puede encontrar en los kioskos, me refiero a la revista Caras. Esa revista fotografiaba el botín de guerra de los menemistas y hasta al asesino Astiz bailando tranquilamente en algún local de la noche porteña. En su decadencia, cuando ya no encontraban elenco político para sus fotos, no tuvieron mejor idea que fotografiar al Flaco Spinetta en su deterioro final.
Fotos, ellos disparan fotos.
Volvamos a la Revista Noticias. Su tapa más notoria en los comienzos del menemismo fue una en la que se veía a la ingeniera Alsogaray desnuda bajo un tapado de piel. No se a que interna correspondía esa foto. Se sabe, una revista dirigida a la clase media, prefería a Domingo Cavallo, catedrático en Harvard, sobre Carlos Menem, oscuro presidente del Partido Justicialista. Esa interna, luego de otra foto, en la que se mostraba al hasta ese entonces oculto empresario Alfredo Yabrán, terminó en el asesinato, dramático símbolo de lo que venimos hablando, de un fotógrafo, José Luis Cabezas. Este empresario, Alfredo Yabrán, disputaba el negocio del correo con una empresa norteamericana, cuyo lobbista era el propio ministro de economía Cavallo. Poco tiempo después se suicidaba, había dicho que sacarle una foto era como pegarle un tiro en la cabeza.
Fotos, ellos disparan fotos.
En los últimos años de gobierno kirchnerista la revista se ubico en un frente cultural, agrario, financiero y político que se llama a si mismo oposición. Produjo tapas especialmente ofensivas, cuya víctima principal fue y es la presidenta de la nación, y cuyo propósito secreto acaso sea el de lograr la clausura de la revista, antes de que la pidan los deudores, y de convertir a su director, nuevamente, en un exiliado heroico, aunque esta vez no en la embajada de Venezuela, tal vez la de Colombia.
Fotos, ellos disparan fotos.
En el último número de la revista salió en la tapa la novia del vicepresidente Boudou, Agustina Kampfer. Son unos desnudos que salieron hace diez años en una revista digital y que según parece no contaron con el consentimiento de la modelo para la nueva publicación. No se que intención tendrían cuando fueron publicadas diez años atrás, publicadas en ese medio hoy, parece un sórdido mensaje mafioso.
Desgastadas todas las formas del titulado sensacionalista por los diarios opositores referidas al supuesto delito de corrupción del vicepresidente, se llega a esta foto de una violencia simbólica inaudita. Es una síntesis brutal, no ya de la clase política, como podía ser la foto de María Julia Alsogaray, sino la de los medios de comunicación que nacieron junto con el comienzo de la propiedad privada en la argentina, años que la oligarquía solía recordar con nostalgia, en los que el general Mitre inauguraba un diario y el general Roca repartía las tierras.
Fotos, ellos disparan fotos
Es ahí, en el imperio de las imágenes, donde se ha destacado, en los últimos años, la revista Noticias. No se recuerda especialmente ninguna editorial, no podríamos nombrar ningún grupo de prestigiosos intelectuales que hayan escrito ahí, sí una sucesión de fotos de tapa de las que luego hablaremos. Esta revista Noticias, es hija, recordemos, de la confusa revista La Semana. Ese medio, La Semana digo, algo amarillista, mezcla de destape y política, en conflicto con el gobierno militar también por algunas fotos de tapa, por ejemplo la que mostraba la troupe del programa de Sofovich con el Tigre Acosta, espectacular síntesis de lo que fue la dictadura (aclaro que el adjetivo espectacular no es elogioso sino meramente descriptivo). También fue espectacular el exilio de su Director Jorge Fonteveccia en la embajada de Venezuela y la clausura de la revista.
Mientras mis dedos recorren algo aburridos el teclado, recuerdo otra revista, de la misma editorial, que aún se puede encontrar en los kioskos, me refiero a la revista Caras. Esa revista fotografiaba el botín de guerra de los menemistas y hasta al asesino Astiz bailando tranquilamente en algún local de la noche porteña. En su decadencia, cuando ya no encontraban elenco político para sus fotos, no tuvieron mejor idea que fotografiar al Flaco Spinetta en su deterioro final.
Fotos, ellos disparan fotos.
Volvamos a la Revista Noticias. Su tapa más notoria en los comienzos del menemismo fue una en la que se veía a la ingeniera Alsogaray desnuda bajo un tapado de piel. No se a que interna correspondía esa foto. Se sabe, una revista dirigida a la clase media, prefería a Domingo Cavallo, catedrático en Harvard, sobre Carlos Menem, oscuro presidente del Partido Justicialista. Esa interna, luego de otra foto, en la que se mostraba al hasta ese entonces oculto empresario Alfredo Yabrán, terminó en el asesinato, dramático símbolo de lo que venimos hablando, de un fotógrafo, José Luis Cabezas. Este empresario, Alfredo Yabrán, disputaba el negocio del correo con una empresa norteamericana, cuyo lobbista era el propio ministro de economía Cavallo. Poco tiempo después se suicidaba, había dicho que sacarle una foto era como pegarle un tiro en la cabeza.
Fotos, ellos disparan fotos.
En los últimos años de gobierno kirchnerista la revista se ubico en un frente cultural, agrario, financiero y político que se llama a si mismo oposición. Produjo tapas especialmente ofensivas, cuya víctima principal fue y es la presidenta de la nación, y cuyo propósito secreto acaso sea el de lograr la clausura de la revista, antes de que la pidan los deudores, y de convertir a su director, nuevamente, en un exiliado heroico, aunque esta vez no en la embajada de Venezuela, tal vez la de Colombia.
Fotos, ellos disparan fotos.
En el último número de la revista salió en la tapa la novia del vicepresidente Boudou, Agustina Kampfer. Son unos desnudos que salieron hace diez años en una revista digital y que según parece no contaron con el consentimiento de la modelo para la nueva publicación. No se que intención tendrían cuando fueron publicadas diez años atrás, publicadas en ese medio hoy, parece un sórdido mensaje mafioso.
Desgastadas todas las formas del titulado sensacionalista por los diarios opositores referidas al supuesto delito de corrupción del vicepresidente, se llega a esta foto de una violencia simbólica inaudita. Es una síntesis brutal, no ya de la clase política, como podía ser la foto de María Julia Alsogaray, sino la de los medios de comunicación que nacieron junto con el comienzo de la propiedad privada en la argentina, años que la oligarquía solía recordar con nostalgia, en los que el general Mitre inauguraba un diario y el general Roca repartía las tierras.
Fotos, ellos disparan fotos
domingo, 10 de agosto de 2014
¿Cuánto cuesta la tapa de la Rolling Stone?
¿Qué es lo que nos define como seres humanos? La pregunta es pertinente, si se tiene en cuenta que según el pensamiento sociológico, en la actualidad, la insatisfacción identitaria es el problema central del individuo moderno.
Será que los edificios que sostenían la modernidad, parecen debilitados o directamente muertos: la familia que nos nombraba y nos hablaba en una lengua; el colegio, algo desdibujado en una sociedad del conocimiento que necesita solo de una formación permanente para un grupo pequeño de trabajadores calificados y para la cual la educación universal es solo un gasto superfluo e inútil. Pero lo que parece más dañado es el concepto de trabajo que significó la forma en la que el hombre intencionaba sobre el mundo y lo creaba creándose al mismo tiempo en un escenario al que todavía llamábamos coherentemente fábrica.
No es que estas instituciones desdibujadas hayan deparado la felicidad para los hombres sino más bien, sobretodo en países periféricos como el nuestro, todo lo contrario. Pero notamos que esta sustitución simbólica que está ocurriendo, en el lugar vacío dejado por la modernidad, no es ya la sociedad transparente de la que hablaba Vattimo, sino más bien un mundo berreta de ganadores y perdedores. El territorio donde se juegan los conflictos de esta realidad parece ser ese campo cultural de la llamada sociedad del entrenimiento.
Esa identidad de ganador fue reclamada, en una nota en la revista Rolling Stone de la Argentina, por el ¿músico? que se hace llamar Ciro, ex líder de una grupo que se llamó Los Piojos. Aclaro que la nota no la leí en la revista misma sino en ese balde discursivo que es el sitio de internet del diario Clarín. Ya en la bajada de la nota hay un fragmento inperdible:"si vos no llevás a nadie a tu show y de repente estás cobrando un fangote, tu defensa está condicionada". Se ve que este señor cree que esta sociedad del entretenimiento de la que hablamos es una sociedad jerárquica en la que los perdedores, es decir los que no llevaron suficiente gente a sus shows, han mermado en su capacidad críticas. No habla de la calidad del espectáculo que llena esos estadios que él menciona. Violeta, por ejemplo, llevó más gente en una misma noche que lo que llevo Dino Saluzzi en toda su carrera. ¿Cuál será la calidad ciudadana de cada uno? Dino en silencio y Violeta en la tapa de todas las revistas. Es en definitiva lo que sucede, así que un punto a favor de Ciro.
Un escalón más abajo de los que no llenan los teatros lo tendrían los que cantan en los actos del gobierno. Ellos son sin duda gente carente de honestidad que suponemos recibirá su merecido castigo una vez que la dictadura se termine en casi un año. Ciro que nunca ha tocado en actos del gobierno,se declara a sí mismo como independiente. ¿Será que este señor carece de información sobre el lugar que ocupa, es decir la historia de los medios que le hacen notas y las empresas que auspician su espectáculo? ¿Será que creerá que su estética pegajosa nunca entrará en conflicto con su conciencia? Dejo en suspenso esas respuestas, solo las podría responder él y este blog tiene 9 seguidores, dato que invalida todo lo que pueda ser publicado en él
Será que los edificios que sostenían la modernidad, parecen debilitados o directamente muertos: la familia que nos nombraba y nos hablaba en una lengua; el colegio, algo desdibujado en una sociedad del conocimiento que necesita solo de una formación permanente para un grupo pequeño de trabajadores calificados y para la cual la educación universal es solo un gasto superfluo e inútil. Pero lo que parece más dañado es el concepto de trabajo que significó la forma en la que el hombre intencionaba sobre el mundo y lo creaba creándose al mismo tiempo en un escenario al que todavía llamábamos coherentemente fábrica.
No es que estas instituciones desdibujadas hayan deparado la felicidad para los hombres sino más bien, sobretodo en países periféricos como el nuestro, todo lo contrario. Pero notamos que esta sustitución simbólica que está ocurriendo, en el lugar vacío dejado por la modernidad, no es ya la sociedad transparente de la que hablaba Vattimo, sino más bien un mundo berreta de ganadores y perdedores. El territorio donde se juegan los conflictos de esta realidad parece ser ese campo cultural de la llamada sociedad del entrenimiento.
Esa identidad de ganador fue reclamada, en una nota en la revista Rolling Stone de la Argentina, por el ¿músico? que se hace llamar Ciro, ex líder de una grupo que se llamó Los Piojos. Aclaro que la nota no la leí en la revista misma sino en ese balde discursivo que es el sitio de internet del diario Clarín. Ya en la bajada de la nota hay un fragmento inperdible:"si vos no llevás a nadie a tu show y de repente estás cobrando un fangote, tu defensa está condicionada". Se ve que este señor cree que esta sociedad del entretenimiento de la que hablamos es una sociedad jerárquica en la que los perdedores, es decir los que no llevaron suficiente gente a sus shows, han mermado en su capacidad críticas. No habla de la calidad del espectáculo que llena esos estadios que él menciona. Violeta, por ejemplo, llevó más gente en una misma noche que lo que llevo Dino Saluzzi en toda su carrera. ¿Cuál será la calidad ciudadana de cada uno? Dino en silencio y Violeta en la tapa de todas las revistas. Es en definitiva lo que sucede, así que un punto a favor de Ciro.
Un escalón más abajo de los que no llenan los teatros lo tendrían los que cantan en los actos del gobierno. Ellos son sin duda gente carente de honestidad que suponemos recibirá su merecido castigo una vez que la dictadura se termine en casi un año. Ciro que nunca ha tocado en actos del gobierno,se declara a sí mismo como independiente. ¿Será que este señor carece de información sobre el lugar que ocupa, es decir la historia de los medios que le hacen notas y las empresas que auspician su espectáculo? ¿Será que creerá que su estética pegajosa nunca entrará en conflicto con su conciencia? Dejo en suspenso esas respuestas, solo las podría responder él y este blog tiene 9 seguidores, dato que invalida todo lo que pueda ser publicado en él
lunes, 28 de julio de 2014
Paren de matar
¿Podrá la muerte restituir la vida?. En todo caso: cuántos muertos hace falta: mil asesinatos por cada muerto; diez mil, un millón, seis millones. ¿Sirven los heridos, los torturados, las violadas, los mutilados? ¿Serán alimento suficiente? ¿En qué momento y de qué manera el asesinado trasfiere humanidad al muerto? Luego de la trasferencia si es que existiera tal cosa en la realidad: ¿es posible una comunidad del asesinado y el muerto? ¿Estará el muerto satisfecho con su restitución o habría preferido asesinar a otro, recuperar la humanidad de otro asesinado? ¿Estará contento el asesinado con su sacrificio?
Pido perdón por estas preguntas absurdas a quien pueda ocasionar dolor. Son absurdas porque no tienen respuesta y más aún porque ni siquiera la esperan. Son los argumentos de la industria de la guerra cada vez que comienza a funcionar. Una verdad impuesta a la fuerza.
Evité referirme a un hecho puntual en la historia, aunque creo que cada uno que la lea sabrá ponerle nombre a los asesinos. Y lo último que pido es que nadie mate en mi nombre, ni que nadie me mate. No adhiero al argumento de la muerte Quiero seguir buscando lo poético en lo real, es decir el misterio que se abre cuando se rompe con la literalidad del poder.
Había una foto de una joven que ponía una pequeña flor en el fusil de un soldado. Creo que pertenece a la restitución democrática en Portugal. No importa. Hoy resulta dolorosamente ingenua y a la vez provoca una nostalgia insoportable.
PAREN DE MATAR
Pido perdón por estas preguntas absurdas a quien pueda ocasionar dolor. Son absurdas porque no tienen respuesta y más aún porque ni siquiera la esperan. Son los argumentos de la industria de la guerra cada vez que comienza a funcionar. Una verdad impuesta a la fuerza.
Evité referirme a un hecho puntual en la historia, aunque creo que cada uno que la lea sabrá ponerle nombre a los asesinos. Y lo último que pido es que nadie mate en mi nombre, ni que nadie me mate. No adhiero al argumento de la muerte Quiero seguir buscando lo poético en lo real, es decir el misterio que se abre cuando se rompe con la literalidad del poder.
Había una foto de una joven que ponía una pequeña flor en el fusil de un soldado. Creo que pertenece a la restitución democrática en Portugal. No importa. Hoy resulta dolorosamente ingenua y a la vez provoca una nostalgia insoportable.
PAREN DE MATAR
lunes, 21 de julio de 2014
El tiempo de un mundial
Los mundiales de fútbol generan un efecto raro de suspensión. Nada es como suele serlo en lo que solemos llamar cotidianidad. La gente no corre de un lado a otro, todo puede dejarse para dentro de dos horas o para el día siguiente, lo que demuestra que ese tiempo de vacío y velocidad es arbitrario y es impuesto con el sentido de enloquecer, de que la reflexión, que aparece en la quietud y en la calma no sea posible.
El tiempo de los mundiales parece más calmo. El unánime celeste y blanco anula casi totalmente la sensación de temor que tan trabajosamente han instalado en nosotros. Los bocinazos del triunfo buscan algo parecido a una complicidad, no una agresión. El otro no es un enemigo o por lo menos no lo es con la intensidad que suele serlo.
Se dirá que todo es falso y que ni bien termine el mundial (ya terminó) todo va a seguir igual. Es verdad, pero por lo menos tenemos que tener la conciencia que si las relaciones culturales que supimos lograr son suspendidas por el tiempo de un mundial es que son tan falsas como la fiesta que dura ese mes o mes y medio. Nadie puede suspender lo que es natural.
A los compañeros que dicen que el fútbol es el opio de los pueblos y que no hay que descansar en la lucha, les diría que tal vez en nuestras vidas tenemos suficientes vacaciones y queremos trasladar a los demás algo de nuestro espíritu patronal no suficientemente decostruído.
El fútbol es un juego maravilloso. Basta un poco de papel abollado y un par de puloveres para armar un partido con los amigos y ,ahora por suerte, también con alguna amiga que la mueve bien.
La selección Argentina llegó al segundo puesto y se lo festejó: esta bien. Me gusta la tradición olímpica del podio. Allí no hay un único ganador, o sí lo hay pero se sabe que el segundo (medalla de plata) y aún el tercero (medalla de bronce) son merecedores de admiración.
En el tiempo lento del mundial hubo incluso espacio para hablar de grupo y de una camiseta con todos los números. El equipo es el otro y también nosotros, una totalidad hecha de amor y juego.
El tiempo de los mundiales parece más calmo. El unánime celeste y blanco anula casi totalmente la sensación de temor que tan trabajosamente han instalado en nosotros. Los bocinazos del triunfo buscan algo parecido a una complicidad, no una agresión. El otro no es un enemigo o por lo menos no lo es con la intensidad que suele serlo.
Se dirá que todo es falso y que ni bien termine el mundial (ya terminó) todo va a seguir igual. Es verdad, pero por lo menos tenemos que tener la conciencia que si las relaciones culturales que supimos lograr son suspendidas por el tiempo de un mundial es que son tan falsas como la fiesta que dura ese mes o mes y medio. Nadie puede suspender lo que es natural.
A los compañeros que dicen que el fútbol es el opio de los pueblos y que no hay que descansar en la lucha, les diría que tal vez en nuestras vidas tenemos suficientes vacaciones y queremos trasladar a los demás algo de nuestro espíritu patronal no suficientemente decostruído.
El fútbol es un juego maravilloso. Basta un poco de papel abollado y un par de puloveres para armar un partido con los amigos y ,ahora por suerte, también con alguna amiga que la mueve bien.
La selección Argentina llegó al segundo puesto y se lo festejó: esta bien. Me gusta la tradición olímpica del podio. Allí no hay un único ganador, o sí lo hay pero se sabe que el segundo (medalla de plata) y aún el tercero (medalla de bronce) son merecedores de admiración.
En el tiempo lento del mundial hubo incluso espacio para hablar de grupo y de una camiseta con todos los números. El equipo es el otro y también nosotros, una totalidad hecha de amor y juego.
martes, 15 de julio de 2014
Messi y la pecera mediática
No sé si podemos decir que vivimos sumergidos en lo mediático. Algunos imaginarán ese mundo diminuto y asfixiante como una pecera. El poder nos miraría desde afuera con la implícita amenaza de no tirarnos comida o de cortarnos el oxígeno o aún peor de sacarnos el agua en la que nadamos y respiramos. Sería un poder omnipotente, no habría un afuera, ni menos un mundo alternativo al que se pueda navegar desde esas aguas turbias y llenas de amenazas.
Otros verían en ese mundo imaginado una exageración, la rutinaria queja de llorones que no pueden dejar de hablar de su derrota.
Qué se puede decir en ese contexto de los jugadores de fútbol en un mundial. Que disponen de una pecera de lujo para nadar, iluminada y visible desde cualquier lugar del mundo. Se diría que son los peces más privilegiados, allí frente a nosotros, rápidos, hermosos, fuertes como ninguno. Nuestro equipo estuvo allí, en esa pecera de lujo, como uno de los mejores. Cada uno de nuestros muchachos nos contó una historia: Romero y su superación; Mascherano y su heroísmo salvando nuestro ejército en el último segundo; Sabella y su humildad de abuelo bueno y compañero; y finalmente nuestro niño de oro, Lío Messi, capaz de darle a la pelota (gol contra Irán) trazos dignos de un pintor surrealista.
Pero, qué cansado se lo veía a nuestro niño sosteniendo su premio de oro, premio que no pidió y que tal vez no quería sostener. Allí arriba, en su tarima de mejor de todos, debe estar pensando, me lo imagino, lo que cada uno de nosotros soñamos en nuestras propias pecera, salir de una vez por todas de la asfixia de esa caja de vidrio y navegar y navegar, sin saber adonde, solo con el viento en nuestra cara guiándonos.
Otros verían en ese mundo imaginado una exageración, la rutinaria queja de llorones que no pueden dejar de hablar de su derrota.
Qué se puede decir en ese contexto de los jugadores de fútbol en un mundial. Que disponen de una pecera de lujo para nadar, iluminada y visible desde cualquier lugar del mundo. Se diría que son los peces más privilegiados, allí frente a nosotros, rápidos, hermosos, fuertes como ninguno. Nuestro equipo estuvo allí, en esa pecera de lujo, como uno de los mejores. Cada uno de nuestros muchachos nos contó una historia: Romero y su superación; Mascherano y su heroísmo salvando nuestro ejército en el último segundo; Sabella y su humildad de abuelo bueno y compañero; y finalmente nuestro niño de oro, Lío Messi, capaz de darle a la pelota (gol contra Irán) trazos dignos de un pintor surrealista.
Pero, qué cansado se lo veía a nuestro niño sosteniendo su premio de oro, premio que no pidió y que tal vez no quería sostener. Allí arriba, en su tarima de mejor de todos, debe estar pensando, me lo imagino, lo que cada uno de nosotros soñamos en nuestras propias pecera, salir de una vez por todas de la asfixia de esa caja de vidrio y navegar y navegar, sin saber adonde, solo con el viento en nuestra cara guiándonos.
martes, 10 de junio de 2014
Elisa Carrió y la quiebra de un lenguaje
Elisa Carrió y la quiebra de un lenguaje
Cuántas posibilidades reales tenemos de transformación en nuestras vidas. Porque, en verdad, parece evidente que todo cambia a nuestro alrededor, “todo lo sólido se desvanece en el aire”, escribió Marx y Marshal Berman lo tomó en su memorable libro, para ilustrar el modo en que la burguesía avanzaba enloqueciendo los relojes de la historia. Pero que destruyan casas y se levanten departamentos horribles; que en los supermercados haya miles de productos que no se sabe muy bien para que sirven; que se pase del Windows 7 al Windows 8 , no parecen ser elementos que vayan a conducir a la humanidad a su emancipación. ¿Podemos hablar entonces de trasformación o de decadencia? La palabra decadencia parece suponer un momento anterior de plenitud, algo que se era y se dejó de ser, la negación de una posibilidad de un avance: “el ángel de la historia mira hacia atrás y solo ve ruinas”, nos dice a través del tiempo la lúcida y desencantada voz de Walter Benjamin.
La más famosa transformación, si es que vamos a continuar en la carrera loca de las citas de autoridad, es la de Gregorio Samsa, el protagonista del mito moderno que narró Kafka. En el aterrador cuento de Kafka, (estoy citando ahora el libro La Crisálida de Horacio Gonzalez) la metamorfosis había sucedido la noche anterior al relato, y el lector no encuentra en ningún lugar la noticia de cómo se ha realizado. Recordemos, Gregorio se despierta una mañana convertido en un bicho horrible pero lo que más nos conmueve, lo que nos hace pensar en nuestra propia condición, es que esa horrible transformación no altera la conciencia del que la sufre, sino que el desfortunado sigue preocupado en pagar la deuda familiar y en no perder su trabajo.
Esta última cita nos lleva finalmente a nuestra propia pregunta: ¿Cómo se trasforman los mediáticos en mediáticos? Qué peso tiene en las conciencias de los personajes las sucesivas transformaciones quirúrgicas. ¿Siguen siendo los mismos, guardan en su memoria los episodios de su infancia, o se han convertido sin más en recipientes vacíos en donde se derramaran los sucesivos relatos.
Moria Casán, con su cara destruida o mejor dicho construida por sucesivas operaciones o Jorge Rial un hombre que convirtió su propia vida en una ficción en la que incluyó incluso a sus hijas adoptadas parecen ser los ejemplos más torpes de lo que digo. Pero lo que resulta más doloroso para muchos de nosotros es el translado de esa lógica impúdica de la transformación a la vida de algunos personajes de la clase política que se han arrojado (ellos dirían que es un acto de pura autoconservación) al fango del travestismo, que en su caso no es quirúrgico o no solo quirúrgico, sino sobretodo ideológico.
Hace algunos días apareció en los medios una foto de Elisa Carrió. Se la ve en la cama con una pequeña muñeca que creo que representaba a la república. No voy a tratar de explicar el sentido de la foto porque no podría y tampoco la voy a adjetivar porque creo que no hace falta. Me siento sin embargo con derecho a utilizar esa foto como símbolo de una degradación, de una pérdida de lo humano, la quiebra de un lenguaje que podríamos llamar histórico y el definitivo arribo de un lenguaje mediático .
Nada bueno nos espera luego de esa transformación.
lunes, 5 de mayo de 2014
Francisco, un mito represivo
En el silencio que provocó la algarabía que rodeo la designación de Bergoglio como papa (un papa peronista como decía el cartel, impreso, no se molestaron en disimularlo, por la misma gente que todos los años imprime un cartel de Rucci con la leyenda "argentino y peronista") se escuchó la escandalizada voz de Horacio Gonzalez, preguntándose, bajo qué forma se mató en la Argentina, y la respuesta que pudo dar es "bajo la protección de la iglesia católica". Luego recordó a compañeros que como Mujica creían en una religiosidad popular, y que dejaron su vida por una visión cristiana de tipo sacrificial.
Pero qué otra pregunta se podría haber hecho en eso días iniciales de sorpresa y de preocupación y qué preguntas nos podemos hacer hoy pasado un año, en torno a la figura del papa Francisco, esa imagen que se reproduce incansablemente y que fatiga (por usar una expresión borgeana) el espacio público sostenida por un aparato asfixiante, todavía eficaz, pero que se empieza a debilitarse.
Puede ser que, tal como inconscientemente lo nombré, Francisco sea la imagen y Bergoglio el cuerpo. Francisco sonríe y Bergoglio mantiene su gesto severo tal como lo portaba cuando era arzobispo de Buenos Aires. Bergoglio nunca pareció muy preocupado por las pasiones populares y Francisco recibe la camiseta de San Lorenzo de manos del señor de la televisión.
Pero hay más, Francisco dijo "quién soy yo para juzgar a los homosexuales. Bien. Hay que acercarse a los divoriciados. Muy bien. Dijo "este sistema económico no puede generar trabajo, porque esta inmerso en la idolatría del dinero. Excelente. Pero después debería pasar algo y no pasa nada. ¿No le creen? Porque lo aman los mismos que idolatran el dinero, los que idolatraban a Juan Pablo II en su lucha contra el comunismo, y a Ratzinger en su retorno a la edad media.
Recientemente las cosas empezaron a quedar claras. En una misma reunión se santificó a Juan XXIII y a Juan Pablo II y asistieron Ratzinger y Francisco. Algo así como la ley de obediencia debida, el punto final y el indulto todo junto. Como los tres tenores cantando para la audiencia mundial. Un gran espectáculo, un gran retroceso, un mito represivo
Pero qué otra pregunta se podría haber hecho en eso días iniciales de sorpresa y de preocupación y qué preguntas nos podemos hacer hoy pasado un año, en torno a la figura del papa Francisco, esa imagen que se reproduce incansablemente y que fatiga (por usar una expresión borgeana) el espacio público sostenida por un aparato asfixiante, todavía eficaz, pero que se empieza a debilitarse.
Puede ser que, tal como inconscientemente lo nombré, Francisco sea la imagen y Bergoglio el cuerpo. Francisco sonríe y Bergoglio mantiene su gesto severo tal como lo portaba cuando era arzobispo de Buenos Aires. Bergoglio nunca pareció muy preocupado por las pasiones populares y Francisco recibe la camiseta de San Lorenzo de manos del señor de la televisión.
Pero hay más, Francisco dijo "quién soy yo para juzgar a los homosexuales. Bien. Hay que acercarse a los divoriciados. Muy bien. Dijo "este sistema económico no puede generar trabajo, porque esta inmerso en la idolatría del dinero. Excelente. Pero después debería pasar algo y no pasa nada. ¿No le creen? Porque lo aman los mismos que idolatran el dinero, los que idolatraban a Juan Pablo II en su lucha contra el comunismo, y a Ratzinger en su retorno a la edad media.
Recientemente las cosas empezaron a quedar claras. En una misma reunión se santificó a Juan XXIII y a Juan Pablo II y asistieron Ratzinger y Francisco. Algo así como la ley de obediencia debida, el punto final y el indulto todo junto. Como los tres tenores cantando para la audiencia mundial. Un gran espectáculo, un gran retroceso, un mito represivo
domingo, 16 de marzo de 2014
El sistema panóptico
Elegimos empezar con la dramática pregunta que se hacen los pensadores de la Escuela de Frankfurt en el año 1947, cuando todavía Europa salía de las ruinas de la segunda guerra mundial, "por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, desembocó en un nuevo género de barbarie".
Y en qué consistiría esa barbarie. Esa palabra, barbarie digo, resuena en nuestros oídos con la fuerza de los aullidos de la gauchada federal que se rebelaba contra la civilizada nación unitaria, sin embargo, Adorno Y Horkheimer estaban hablando de " la ilustración en el más amplio sentido de pensamiento en continuo progreso, ha perseguido desde siempre el objetivo de liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores. Pero la tierra enteramente ilustrada resplandece bajo el signo de una triunfal calamidad".
Vivimos entonces en la linealidad de la técnica, es decir, la linea, el continuo progreso, que lleva nuestras vidas, por decir algo, del Windows XP al Windows 7, a la utopía realizada de un teléfono en cada mano, esos aparatitos a los que les hemos entregado nuestra subjetividad. Pero ¿se puede imaginar al mundo sin esos objetos, al hombre sin sus prótesis (tal como Freud denominó a los aparatos de la técnica en el malestar de la cultura). Sería otro mundo y otros hombres.
Hay otras prótesis, sin duda más pesadas, que abruman la realidad de muchas maneras: me refiero a las cámaras de vigilancia que han sido elegidas por el candidato Massa como su símbolo más poderoso, la prótesis que permitirá que su mirada se proyecte hacia nosotros ¿para qué, para conocer las necesidades de los más débiles, para protegernos, o para castigarnos?
Por las declaraciones del candidato panóptico en contra de la reforma del código penal se nota que prefiere el castigo, vigilar para castigar, como diría un francés.
Hay una foto que salió en el diario La Nación en estos días, se ve en un primer plano a Hugo Moyano dándole la mano a Julio Cobos. Atrás de ellos se la ve a Patricia Bullrich con un sombrero elegante, que lleva el logo del diario, sonriendo satisfecha. La escena, según nos dicen sucedió en Expoagro.
Se dice que Julio Cobos pidió presidir la comisión de educación de la cámara de diputados en reemplazo de Adriana Puiggros. Símbolos pesados, amenazas de futuras calamidades, que solo puede ser evitadas con militancia, el sencillo momento que el hombre deja sus prótesis y se rebela con las manos desnudas.
Y en qué consistiría esa barbarie. Esa palabra, barbarie digo, resuena en nuestros oídos con la fuerza de los aullidos de la gauchada federal que se rebelaba contra la civilizada nación unitaria, sin embargo, Adorno Y Horkheimer estaban hablando de " la ilustración en el más amplio sentido de pensamiento en continuo progreso, ha perseguido desde siempre el objetivo de liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores. Pero la tierra enteramente ilustrada resplandece bajo el signo de una triunfal calamidad".
Vivimos entonces en la linealidad de la técnica, es decir, la linea, el continuo progreso, que lleva nuestras vidas, por decir algo, del Windows XP al Windows 7, a la utopía realizada de un teléfono en cada mano, esos aparatitos a los que les hemos entregado nuestra subjetividad. Pero ¿se puede imaginar al mundo sin esos objetos, al hombre sin sus prótesis (tal como Freud denominó a los aparatos de la técnica en el malestar de la cultura). Sería otro mundo y otros hombres.
Hay otras prótesis, sin duda más pesadas, que abruman la realidad de muchas maneras: me refiero a las cámaras de vigilancia que han sido elegidas por el candidato Massa como su símbolo más poderoso, la prótesis que permitirá que su mirada se proyecte hacia nosotros ¿para qué, para conocer las necesidades de los más débiles, para protegernos, o para castigarnos?
Por las declaraciones del candidato panóptico en contra de la reforma del código penal se nota que prefiere el castigo, vigilar para castigar, como diría un francés.
Hay una foto que salió en el diario La Nación en estos días, se ve en un primer plano a Hugo Moyano dándole la mano a Julio Cobos. Atrás de ellos se la ve a Patricia Bullrich con un sombrero elegante, que lleva el logo del diario, sonriendo satisfecha. La escena, según nos dicen sucedió en Expoagro.
Se dice que Julio Cobos pidió presidir la comisión de educación de la cámara de diputados en reemplazo de Adriana Puiggros. Símbolos pesados, amenazas de futuras calamidades, que solo puede ser evitadas con militancia, el sencillo momento que el hombre deja sus prótesis y se rebela con las manos desnudas.
martes, 25 de febrero de 2014
Por qué Alfonsín
Parece necesario, en los tiempos en los que nos atormentan los temblores de un presente amenazador, y en los que lo que está amenazado, tal como lo proclamó Carta Abierta es la patria, agrupar fuerzas.
Y cuando digo patria amenazada no me refiero a la patria en abstracto tal como la entendían los militares de la dictadura, un simulacro vacío de marchas y taconeos, sino a la patria que proveyó a los hijos de los trabajadores que éramos, de aulas palacio, hoy humilladas por construcciones lamentables que ni siquiera incluyen a los siete mil chicos porteños sin vacante, siete mil chicos sin patria.
Tal gravedad (quieren que lo repita: siete mil niños sin colegio y nombro solo este hecho porque me parece suficientemente simbólico) de la situación movilizó la voluntad de muchos de rescatar el nombre de Raúl Alfonsín. No creo que para repetir las erráticas y fallidas políticas que lo llevaron, al expresidente, a dejar el gobierno de una manera que sin duda no merecía, sino porque creo que se entiende que la historia son hechos que se encadenan en la lucha, sobretodo en el escenario de la derrota, cuando las ratas abandonan el barco, como suele decirse. Y creo que muchos piensan que el Kirchnerismo es de alguna manera, hijo de esa derrota, una derrota que pretendía ser ejemplificadora, (pienso también en la derrota de De la Rua y Cavallo abandonados por sus amigos del fondo monetario), un escarmiento, una educación presidencial, como tituló Horacio Verbitsky un libro en esos años. El Kirchnerismo nació porque hizo lo contrario a lo que había hecho Alfonsín, porque sabía que retroceder no servía de nada, había que ir por todo, perdido por perdido.
Hoy hay que agruparse, seguir el legado, como también dijo el maestro Horacio Gonzalez, de viejas y ejemplares derrotas, de nuevos y merecidos triunfos, de la mano con el compañero, porque los buenos, si se me permite incluirme, somos muchos, pero los malos están por todos lados y no van a perdonarnos
Y cuando digo patria amenazada no me refiero a la patria en abstracto tal como la entendían los militares de la dictadura, un simulacro vacío de marchas y taconeos, sino a la patria que proveyó a los hijos de los trabajadores que éramos, de aulas palacio, hoy humilladas por construcciones lamentables que ni siquiera incluyen a los siete mil chicos porteños sin vacante, siete mil chicos sin patria.
Tal gravedad (quieren que lo repita: siete mil niños sin colegio y nombro solo este hecho porque me parece suficientemente simbólico) de la situación movilizó la voluntad de muchos de rescatar el nombre de Raúl Alfonsín. No creo que para repetir las erráticas y fallidas políticas que lo llevaron, al expresidente, a dejar el gobierno de una manera que sin duda no merecía, sino porque creo que se entiende que la historia son hechos que se encadenan en la lucha, sobretodo en el escenario de la derrota, cuando las ratas abandonan el barco, como suele decirse. Y creo que muchos piensan que el Kirchnerismo es de alguna manera, hijo de esa derrota, una derrota que pretendía ser ejemplificadora, (pienso también en la derrota de De la Rua y Cavallo abandonados por sus amigos del fondo monetario), un escarmiento, una educación presidencial, como tituló Horacio Verbitsky un libro en esos años. El Kirchnerismo nació porque hizo lo contrario a lo que había hecho Alfonsín, porque sabía que retroceder no servía de nada, había que ir por todo, perdido por perdido.
Hoy hay que agruparse, seguir el legado, como también dijo el maestro Horacio Gonzalez, de viejas y ejemplares derrotas, de nuevos y merecidos triunfos, de la mano con el compañero, porque los buenos, si se me permite incluirme, somos muchos, pero los malos están por todos lados y no van a perdonarnos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)