viernes, 26 de febrero de 2016

Las listas

     Dicen que gente de seguridad (eufemismo que se usa para nombrar los ejércitos privados que circulan con naturalidad hace un tiempo entre nosotros) disponen de listas de despedidos.
     El procedimiento es el siguiente: se les impide, a los trabajadores, ingresar al lugar de trabajo. Pero no reciben el tradicional telegrama en su domicilio. Son recibidos, son bloqueados, en la calle, en la vía pública, por los referidos integrantes del ejército privado contratado para la ocasión y se les solicita el nombre. Se verifica si está en la lista. Si efectivamente figura en la lista de despedidos tiene que regresar a su casa (si decide protestar se ha confeccionado un protocolo que indica a las fuerzas de seguridad, en este caso del estado, como proceder) y si no deberá ingresar al lugar del trabajo hasta la confección de la siguiente lista.
     "Alguien debía haber calumniado a Josef K. porque sin haber hecho nada malo fue detenido una mañana".
     Es sumamente sencillo, creo que en los noventa Feinmann escribió una nota sobre el tema, relacionar el procedimiento de los despidos con la desaparición de personas durante la dictadura, antes aún bajo el terror de la triple A se publicaban listas, a las que se denominaba negras, de figuras públicas, en su mayoría actores, recuerdo que Héctor Alterio estaba en una, y esas desdichadas personas debían abandonar el país.
     Los subversivos de ayer hoy son llamados noquis, es decir personas que están fuera del derecho, excluidos de los otros ciudadanos honestos. Es como lo que le ocurrió a Milagro Sala, se la detuvo y luego se le dibujó una causa, cuanto más arbitraria mejor, porque la arbitrariedad juega muy efectivamente como instrumento de terror. El mensaje es: le puede tocar a cualquiera, incluso a los integrantes de los ejércitos privados, incluso a los que confeccionan la listas que como Josef K, una mañana, sin haber hecho nada malo, pueden tener que escribir su propio nombre.

sábado, 20 de febrero de 2016

Una visita a la Esma

     Hoy a la tarde estuve en la ESMA. No podría decir por qué había postergado esta visita tanto tiempo. Tal vez porque lo consideraba un lugar al cual Nestor Kirchner había resignificado para siempre en aquella memorable jornada en la que pidió perdón a las víctimas en nombre del estado.
     Lo que me hizo movilizarme finalmente fue una foto que vi en un portal del presidente Macri visitando el lugar. Me resulto chocante. Me parece que es un sitio en donde no le corresponde estar, porque nunca lo conmovió y porque puedo suponer que lo considera, en la intimidad de los banquetes con sus íntimos, perteneciente a un mundo que desprecia. Dicen, además, que esa visita y su próxima reunión con Estela de Carlotto, reunión que hace días desdeñó, están relacionadas con la llegada del presidente norteamericano el 24 de marzo.
     Esta red de hechos, que en su conjunto profanan un lugar tragicamente sagrado, resulta difícil de soportar.
     La visita a la ESMA empieza y termina en el mismo lugar. Sospecho que los siete círculos del infierno del Dante son la inspiración involuntaria de este infierno. Un círculo que no se sabe si empieza o termina en algún lugar. Un círculo que niega los relatos teleológicos que tenían como inmanencia un final de redención.
     Nuestro Virgilio fue un jóven de 19 años. Puedo decir que ese hecho, que un pibe que tiene la misma edad que yo tenía en 1979 nos haya guiado, resulta tal vez uno de las pocas marcas de esperanza que se pudo hallar en la visita.
     Nuestra historia no es lineal. El presente, el pasado y el futuro parecen estar ocurriendo siempre en una combinación azarosa. Nosotros luchamos por nuestro muertos y ellos están en este mismo momento luchando con nosotros.

sábado, 13 de febrero de 2016

Lo inevitable

     Se dice que el aumento de tarifas era inevitable. Se dice también que la forma podría haber sido otra. El ministro de energía no se caracteriza por su preocupación social. Se podría pensar que si fuera pedicuro y uno solicitara, por decir algo, que le cortara las uñas de los dedos de los pies, el buen señor te amputaría los dedos.
     En eso estamos, digo, en la amputación. Pero el ministro de energía no está solo. Consultado por la ley de los actores el señor Lombardi, que suele compartir criterios con la gente de dinero, en este caso productores teatrales y televisivos, respondió que habría que derogarla. Manu militari.
     No estamos hablando entonces de medidas inevitables sino de intencionalidades o si queremos ser un poco más benevolentes de un estilo. A falta de una recompensa material o por lo menos simbólica, el estilo, la intencionalidad del estilo, el propósito de la acción es generar miedo. Si uno aprieta y luego afloja se produce un alivio. Y uno si quiere puede confundir eso con la felicidad.
     Pero nada es inevitable, ni la derrota ni la rebelión. A la intensión de crear miedo habrá que responder con la lucha y con la comprensión

jueves, 11 de febrero de 2016

El pedido de autocrítica

     Algunos sesudos la piden al Frente para la Victoria una autocrítica. No lo dicen todavía pero la destinataria real de esos pedidos es Cristina. Le agregan que hay una falta de liderazgo para enfrentar a Macri. Más claro echale agua.
     En qué consistiría esa autocrítica. Nadie lo dice. En realidad esos sesudos jamás ganaron ni perdieron una elección, su conquista mayor sería se llamados como la izquierda en alguna mesa de TN o más fino aún convertirse en columnistas de la Nación. Y una cátedra, no nos olvidemos de las cátedras.
     Los ejemplos de los procesos de autocrítica de opositores en la Rusia Stalinista y más cerca nuestro en Cuba supongo quedan descartados. También el de Alfonsín, con ojeras y lamentándose de lo que no pudo, de lo que no quiso o de lo que no le dejaron. Tampoco parece apropiado una procesión al Vaticano porque supongo que el Papa estará en la lista de los que deberían hacer una autocrítica.
     Si me lo preguntaran a mí pediría que se repitiera en el Frente la autocrítica que hizo el Kirchnerismo luego de la derrota del 2009, es decir, ir por todo una vez más, tomar de la sociedad los proyectos más avanzados y hacerlos propios.
     Todo lo demás me parece derrotismo o pérdida de tiempo

martes, 9 de febrero de 2016

Sobre el 51 y el 49

     Por qué sorprende el 51 y no el 49. Esa pregunta por el asombro y la indignación que genera el gobierno de Macri se deba tal vez a que no ha terminado en nuestro país la confusión política que generaba el bipartidismo.
     Y no terminó la confusión porque hay interesados en que no termine. No terminó porque hay beneficiarios de esa confusión.
     El bipartismo era un acuerdo tácito por el cual el poder político lo ejercían los desprestigiados y débiles partidos tradicionales y el poder económico y mediático quedaba para los grupos dominantes.
     El poder real ejercía su dominio desde las sombras y los cuadros políticos tenían la función de gerentes o más bien de facilitadores de la gestión de los gerentes.
     Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas, decía el poeta. Y en un idioma brutal diremos que unos gobernaban y otros pagaban los costos de la fiesta. Era como boxear con un boxeador invisible: imposible ganar.
      La victoria fácil, sin embargo, trajo algunos beneficios para los derrotados. Toda la clase política colapsó en 2001 y de los despojos de ese quiebre se construyó dificultosamente una fuerza política que gobernó dignamente el país los últimos doce años.
     Lo nuevo es que el 49 por ciento tiene representación por primera vez en muchos años. Lo del 51 por ciento es la "normalidad" que recogía la ganancia por la puerta de atrás.
     Es una batalla desigual pero en este caso el eterno ganador presenta su rostro verdadero. Tienen el poder del estado y el del mercado pero por primera vez gobiernan sin mediación, con sus propios gerentes
   

domingo, 7 de febrero de 2016

El mundo dorado del niño Mauricio

     Romper es fácil, construir no. La construcción requiere de una intencionalidad política y de un conjunto de virtudes humanas difíciles de encontrar en algún líder político, la pasión, que según Hegel es el motor de toda idea, y a la vez la paciencia para soportar las posibles dilaciones y contratiempos inevitables.
     El presidente Mau sabe romper. Nadie que conozca su biografía política puede desconocer esa característica notable en su personalidad. Se trata, como se sabe, de un niño sobreprotegido al que se le ha permitido romper serialmente todos los juguetes políticos que sucesivamente se construyeron para él. Rompió con Sobisch una vez que el ex gobernador se deslizó desde las páginas políticas a las policiales, con el asesinato del maestro Fuentealba; rompió con Lopez Murphi porque el niño Mauricio no nació para compartir nada, rompió con Duhalde cuando desechó la candidatura a presidente; rompió con la posible alianza con el mínimo Massa y finalmente rompió con su propia figura cuando avanzada la campaña electoral se declaró casi como un neokirchnerista, ante el estupor de sus ocasionales espectadores.
     Dicen que esta última ruptura, planeada en oscuros gabinetes de márketing, fue decisiva para que finalmente se hiciera con el juguete que verdaderamente había deseado desde siempre. Sí. la presidencia de la nación. Pero cómo, el niño Mauricio no iba a destruir nada más, justo cuando tenía la posibilidad de romper lo que sus protectores querían que rompiera. No, era una pequeña mentira necesaria. Un simulacro preparado prolijamente para el público. Los que verdaderamente saben ni por un momento dudaron de él.
     Ahora asumió, era inevitalble. Y desde la cima de su gloria hace su voluntad. Sienta a su perro en el sillón presidencial, descansa con sus amigos, baila todo tipo de ritmos musicales y rompe, por supuesto, hace lo que mejor sabe hacer, lo que no le exige el menor esfuerzo. Destruye derechos laborales, leyes aprobadas por el congreso, regulaciones del mercado, dirigentes sociales.
     LLegará el momento de construir, pero eso lo harán otros, el niño Mauricio vive y vivirá en su mundo de felicidad y protección