A la metáfora de Casa Tomada se la relacionó inmediatamente con el peronismo. No era una interpretación arbitraria pero sí era cómoda. Usaba el fatigado recurso del reflejo: Cortázar antiperonista entonces el miedo a la invasión a la antigua casa era el de la vieja oligarquía ante la invasión de los cabecitas. También se lo podría haber relacionado con el viejo mito Sarmientino de civilización y barbarie. Cortázar, viejo enemigo del realismo se molestó ante ese desplazamiento de su obra ante el realismo.
En fin, esa metáfora poderosa, ese mito moderno, se desliza ante nosotros en estos días, pero con una dirección opuesta a la que tenía. El macrismo, esa inquietante derivación de la historia Argentina, ese representante de una burguesía no derivada del trabajo sino de las cuevas de la especulación, avanza y destruye, la enumeración sería fatigosa y desmovilizadora, sin embargo hoy se prepresenta ante mí la destrucción de la feria de libros usados del Parque Rivadavia para abrir una calle.
Son brutos y proceden de forma bestial. La sensación que siento es no es ya la de los hermanos insestuosos del cuento de Cortazar sino la de alguien a quien le entraron en la casa a robar y al que los ladrones además de robar le rompieron todo con saña. Por el miserable placer de destruir
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