Qué poco vale la vida en el universo neoliberal. El presidente del imperio, desesperado por abrir la economía, juega con que va a haber entre 60 mil y 100 mil muertos no los 250 mil que se esperan. Algo así como pedirle un descuento a la parca. Leo a alguien en el muro de un conocido diciendo que en realidad las 2 mil muertes diarias en Estados Unidos no significan una tragedia porque se trata de un país de 350 millones de habitantes. Algo así como que no se tienen que preocupar porque al ritmo de 2000 muertos diarios va a pasar mucho tiempo hasta que se queden sin habitantes. En los medios capitalistas se suelen mencionar solo los muertos de New York también para bajarle el precio a la tragedia. Ni siquiera la foto de una fosa común parece conmover, porque se ven solo los cajones y todo es demasiado abstracto. Hasta el agotado presidente Argentino con su tono Sokolisky parece estar dando trabajos prácticos para la cuarentena.
Tenemos que vivir, tenemos que inventarnos una causa para el optimismo pero sin convertir a los muertos en números. No tenemos que tenerle miedo a la palabra tragedia es solo un significante que trata de contener tantas vidas interrumpidas.
También nos espera un después que será duro. La del 2001 fue una tragedia Argentina en un continente en el que gobernaba Chavez y Lula. En este caso Argentina comparte el destino agónico del mundo
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