Creo que todos escuchamos a Rosenkratz, uno de los integrantes de la poco prestigiosa corte suprema. Este señor afirmó en un coloquio que era falsa, producto del populismo, la afirmación que donde había una necesidad nacía un derecho. No hay bienes suficientes, dijo. La frase fue dicha por Evita y por supuesto el personaje en cuestión sabía el peso simbólico que la frase tenía, y entre las cosas que sabe o cree saber está que no es necesario recurrir a eufemismos, que llegó el momento de desplegar toda la crueldad de la que son capaces, y decir en público lo que desde siempre decían en privado: que el mundo les pertenece y que no hay lugar para nadie más que para ellos en él. Poco importa lo que necesiten los desarrapados. Ellos tienen la libertad de morirse de hambre.
viernes, 3 de junio de 2022
Rosenkrantz o la palabra desnuda
Más que argumentar preferiría preguntar o pedirle a la Corte Suprema celestial, a San Agustín y Santo Tomás que son del palo, le permitan a Horacio y José Pablo que vuelvan por un rato y nos expliquen o por lo menos destraben algo de lo que esta pasando en lo que se suele llamar actualidad.
Ellos algo escribieron porque esto no es nuevo, es algo que se va derrumbando paulatinamente como una casa abandonada. Me refiero al lenguaje, a la forma como se producen el sentido, al poder sin más.
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