Hay una escena de aquellos días, que se resiste a disolverse en mi memoria: vuelvo a casa el día veinte, voy hacia la avenida Córdoba, los colectivos no paran, sin embargo consigo que un colectivo 5 se detenga en el medio de la calle y me permita subir. El chofer toma otro recorrido, creo que por Bartolomé Mitre. Cuando el colectivo cruza las bocacalles se ven gomas quemadas y grupos de jóvenes con el torso desnudo. Alguno de ellos nos tiran piedras sin demasiado entusiasmo y, creo yo, sin demasiado propósito. Una chica me pide que cierre la ventanilla. De qué nos protege la ventanilla, pienso. Qué nos queda en esa tragedia para proteger. Nuestras vidas, pienso rápidamente, pero luego descarto ese pensamiento, tal vez estemos guiados por un azar tan arbitrario que hoy nos pone en este derrumbe y mañana nos devuelve a aquella normalidad burguesa tan ansiada por los que viajamos en el colectivo.
¿Estamos en una situación prerevolucionaria? Meses después leo en un libro de reportajes el testimonio de un dirigente social que había estado en la calle en esos días. Decía que había estado a metros de la casa rosada. Quería decir que había estado cerca de tomar el poder. Ya entonces me parecía un comentario ingenuo. Nada parecía más alejado de cualquier poder que esa casa rosada del 2001. Parecía más bien un lugar abandonado, descartado para ser más precisos-
Al otro día se trabajó y al otro día también. Hubo manifestaciones de gente, deudores de los bancos, con las llaves de su casa en la mano. Otros, que habían perdido sus ahorros en esos mismos bancos, hacían percusión con las instalaciones. Nada parecía demasiado claro, pero se sabía a quién se debía putear, y eso es importante, tal vez lo más importante.
Leo que el Times puso como personaje del año, en su tapa, a un manifestante. Tal vez Armani este diseñando ropa de manifestante y Denzel Washintong esté rodando una película donde se atrinchera en un banco para reclamar por los ahorros de su familia. Ya hubo algunos que se manifestaron en Wall Street.
Aquí, está en el diario de hoy, el conflicto es entre Moyano y la Presidenta. Las calles están llenas de gente que compra y el colectivo 5 para en el lugar que corresponde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario