El problema del poder desde siempre pero sobretodo a partir de la Revolución Francesa es que no puede ejercer su dominio con la digamos simple coerción.
Son necesarias las ficciones del poder.
Acá el siglo XIX lo tienen resuelto. La literatura Argentina empieza con la creación del concepto de barbarie en el Matadero donde se invierten los términos y son los bárbaros quienes ejercen el poder sobre el poder sobre los letrados y lo abrochan cuando Lugones santifica al gaucho derrotado en el Martín Fierro.
En el siglo XX hubo mucho palo. Casi pura coerción. Esquema militar eclesiástico y poco más. Muy edad media: la cruz y la espada
Así llegamos al fin de la historia. Democracia liberal y todos felices. Bipartidismo. Pero la clase política sin el estado de bienestar se vió expuesta a su propia impotencia. Militares ya no había. Cierta tolerancia con el populismo trajo el descontento de una burguesía avara y autodestructiva.
Lo nuevo es el bolsonarismo que se parece bastante a lo viviejo. Ahora cruje bajo el drama de130000 muertos.
Nuestra versión la están armando. Operaciones diarias. Esa runfla de periodistas y servicios. El problema sigue siendo el hecho maldito del país burgués. Eso no saben cómo resolverlo. Continuará.
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