domingo, 22 de marzo de 2015

Macri o dunga dunga

     Tal como lo dijo Aristóteles, la política es inevitable. Aún para hacer la opresión más eficaz es preciso desplegarla. La pura represión, dada la desigualdad de la distribución de los bienes sería imposible.
     El amo necesita que el esclavo trabaje para mantener su ocio. Cómo hacer entonces (pregunta que se hizo el candidato Macri con su habitual sinceridad) para que el esclavo trabaje por el menor salario posible y que no sea necesario gastar demasiado dinero en la represión de los que no obedezcan.
     Se deberá desarrollar algún argumento de persuasión sofisticado, que sin duda será político, y si es suficientemente bueno hasta el mismo amo se podrá considerar un benefactor de sus explotados e incluso ganar alguna elección limpia.
     Pero las oligarquías nativas siempre aspiraron a la pura represión. Tal vez por debilidad o por simple perversión. Sentirán un oscuro placer de la épica, nostalgia del general Roca matando indios como moscas con sus tan ingleses rifles Remintong.
     Sin embargo es imposible. Tuvieron inventar una clase política de apuro para reemplazar a los toscos y a esta altura impresentables militares. Esa invención resultó también inoperante para satisfacer la ambición de esa clase social no dispuesta a ceder ni una moneda de su botín.
     Entonces sucedió el 2001 y como consecuencia de ello el 2003. El genial Discepolín les hubiera dicho yo no inventé el kirchnerismo, el kirchnerismo lo inventaron ustedes.
     La última semana se produjo un acuerdo político entre la UCR y el PRO. En un programa de televisión del que apenas pude soportar cinco minutos el ex-intendente Suarez Lastra, canoso, envejecido, fue el encargado de defenderlo. La periodista María Odonell era su colaboradora.
     Suarez Lastra tenía que decir, y finalmente lo hizo que , sin duda, Macri (sí Macri) era más republicano que los Kirchner. Traducido sería: Macri pero antes un poquito de dunga dunga

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