La única actividad gubernamental, además de multiplicar la deuda y las tarifas, parece ser la de neutralizar, a cualquier precio al kirchnerismo como fuerza política.
La fuerza utilizada para esa tarea es una oscura trama de servicios y delito, que amenaza con salpicar al mismo gobierno que pretende utilizarla. Así, la ministra de seguridad manifiesta su esperanza en la posible imputación que pueda hacer un recientemente detenido delincuente.
La neutralización del kirchnerismo es la condición de posibilidad de la restauración conservadora.
Desplazar el inevitable descontento del plan económico a un enemigo en común.
A eso se podría agregar, como frutilla del postre, el estado de apatía e indefención en la que quedaría el pueblo ante una hipotética falta de una alternativa real
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