Algunas palabras parecen cortinas que apenas tapan los actos que todavìa producen cierto pudor o al menos una interrupciòn de un cinismo que, segùn Zizek, permite decir cualquier cosa. No deja de ser entonces una buena noticia que todavìa se tengan que tomar el trabajo de buscar palabra sustitutas, que no puedan requerir como Avellaneda, sangre sudor y làgrimas, ni siquiera un recorte del presupuesto, tampoco un ajuste que pareciò en su momento una palabra màs piadosa pero que quedò totalmente inutilizada por los sucesivos usos y sus crìticas oportunas.
La nueva palabra es sinceramiento. Se proponen sincerar los distìntos àmbitos en los que tienen poder. Es una palabra que perdiò el sentido que solìa tener que estaba relacionado màs con la transparencia que con el ocultamiento. Aunque si alguien anuncia que va a ser sincero hay que cuidarse porque se vienen palos. Si una novia dice, voy a serte sincera, no te quiero màs, uno desarìa una mentira piadosa. Esta gente sincera, nos sincera, desde su lugar de poder decir que es la verdad, cuàl es el lugar de cada uno, què le corresponde desear o querer
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