sábado, 3 de septiembre de 2016

Peronistas despolitizados

     La palabra peronismo está fetichizada. Marx le daba al capital esa propiedad cuando decía que escondía las relaciones de producción que había sido necesarias para fabricar las mercancías tan bonitas que solemos ver en las vidrieras. Los dirigentes fugados del kirchnerismo esgrimen la palabra peronismo, a falta de argumentos, o para que estos, cuando son nombrados no parezcan en su desnuda fragilidad. Nada menos que el hijo de Dios le dijo al Pedro el padre de la iglesia que lo iba a negar cuatro veces. No sé cuantas veces la negaron a Cristina, simple mortal, o cuantas veces la negarán en el futuro; lo que sí se que la palabra que se usará una y otra vez, como el abracadabra de los magos, es la palabra peronismo simplemente porque es la única que tiene un peso equivalente a la que porta Cristina Fernandez.
     El esquema que inauguró la democracia fue el bipartidismo. Se trataba de que el ejercicio democrático por primera vez en nuestra historia se hiciera un ejercicio rutinario. Se trataba de cambiar la sangre por el tiempo por usar la metáfora que trajo el líder de su exilio de España. Pero ese esquema sostenido en el tiempo se hizo trizas en 2001.

      Se sostuvo la democracia pero se despolitizaron las palabras, se las vaciaron de su peso hasta que dejaron de significar lo que significaban. Peronismo ya no fue hecho maldito sino una parte de ese binomio que formó con el radicalismo.
      El Kirchnerismo fue posible porque no le tuvo miedo a la política. Politizó la sociedad y todavía hoy se puede ver en las calles la energía que esa medida produjo.
     Hoy el radicalismo está diluido en el proyecto Macri. Lo defienden con más energía que los propios. Algunos dirigentes antes nacionales y populares militan la gobernabilidad. ¿Por qué no dejan que el propio presidente y su gente se ocupen de eso? ¿Què beneficio traería al pueblo el logro de esa meta?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario