La derecha se siente màs còmoda fuera del estado. Quiero decir, prefiere que otras fuerzas tomen la responsabilidad pùblica de manejar el estado.
El estado tiene los focos de la actualidad puestos sobre sì y el poder real prefiere ocultarse o si se quiere naturalizarse.
El estado es el perfecto mal ejemplo para contraponer al buen ejemplo del mercado. Para tocar un tema antipàtico y doloroso: la educaciòn. La educaciòn estatal gratuita y laica pierde terreno y la educaciòn privada ocupa su lugar. No importa que los colegios privados estèn subvencionados con dinero que bien estarìa empleado en que la educaciòn estatal funcione mejor, Ademàs el dinero que algunos padres pueden pagar y otros no, cubre de prestigio social a las familias que llevan a sus hijos a esos establecimientos y les asegura que los hijos de los excluidos no se mezclen con sus hijos. El efecto democratizador que tuvo hace cuarenta años la educaciòn de los delantales blancos queda asì neutralizado.
Ademàs el estado no es el que era, el avance de la tècnica y del capital financiero ha debilitado las fronteras que el estado naciòn podìa poner luego de la segunda guerra mundial. El capital de muchas empresas es superior al producto bruto de los paìses del tercer mundo lo que les permite dictar sus reglas a voluntad convirtiendo a la clase polìtica en meros administradores de la propiedad ajena.
Pero resulta que estos señores ganaron las elecciones con el voto libre de los argentinos. Tal vez ese no era el plan. Ya era suficiente para ellos con gobernar la ciudad màs rica. Se les cayò encima el peso de la provincia de Buenos Aires y el de la naciòn. Y hacen lo que hicieron siempre. No les importa el futuro electoral de la fuerza polìtica que los representa, siempre que tengan en sus manos la economìa que es lo que les interesa. Lo ùnico.
Las fuerzas populares deberàn aprender que tambièn se puede hacer polìtica fuera del estado. No serìa prudente sentarse a esperar que los cuatro años pasen.
Seràn años de acumulaciòn de fuerzas, de pulir el lenguaje en el que tendremos que entendernos para salir a caminar juntos. Ocupar la calle, de eso se trata
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