La pregunta es por el lugar de las cosas. Se supone que el mercado tiene un precio para cada cosa y esa cifra es lo que nombra a cada parte del todo. Por eso es el nuevo lenguaje. Todas las preguntas se resumen a una sola: cuànto cuesta. Si hay huelga no hay que pagar los sueldos dijo un industrial. Què significa. El sueldo es la forma que le mercado ubica a los asalariados y si le saco el sueldo los dejo excluidos, sin lugar en el mundo. Pero el excluido tiene un lugar, el lugar de la amenaza, la amenaza para los que cobran un sueldo.
Què lugar tiene la literatura en este mundo. Si tenìa alguno lo va perdiendo. Una experiencia rara. En el shopping Caballito hay una librerìa, en su vidriera no hay libros. Juguetes, aparatitos de la tècnica, discos, pero no libros. Adentro sì. Mesas con libros que serìa injusto ubicarlos como literatura. Como no hay revistas, se publican libros cuyo objeto es lo que el poder dominante pone en la caja llamada actualidad. Se puede decir que esos libros no los escribe nadie. Hay mecanògrafos, sì. Tal vez las fàbricas abandonadas sean grandes oficinas donde seres kafkianos escriben tal como los copistas de la edad media que se pueden ver en la peli que se hizo sobre el libro de Eco.
¿A quièn darle los premios literarios entonces? ¿Para què continuar con esas ceremonias? Por alguna extraña razòn esos premios se siguen dando. El màs importante, ya que el dinero que se entrega es el mayor, es el premio Nobel. No se lo dan como serìa lògico a los mecanògrafos, porque serìa sacarlos del anonimato que necesitan para ocupar su lugar en la cadena productiva. El año pasado se lo dieron a una periodista, este año se lo dieron a un mùsico de rock. Tal vez el año que viene se lo den a un director de cine ¿por què no?
El presidente Argentino nombrò como ministro de cultura a un CEO de la editorial Planeta. Por què no darle el pròximo a un personaje de ese tipo. Veremos. Dejemos que el futuro nos sorprenda o algo asì
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