Decimos que algo no tiene nombre cuando nos encontramos con algo superlativo, que nos sorprende, que no nos permite reducirlo a un grupo de palabras o aùn a algunos adjetivos.
Eso no està permitido en el lenguaje que todos utilizamos y que proviene en gran medida de los medios. Sì no puede haber palabras, ni gritos habrà estridencia, crudeza y en el mejor de los casos imàgenes.
Lo que parece impactante entonces en realidad tranquiliza, es un caso màs de lo que los medios llaman inseguridad, que como toda palabra manoseado ya no significa nada o ha perdido su significado original para hacernos pensar en algùn tipo de trampa de sectores que acostumbran esgrimirla.
Hace unos dìas asesinaron de una manera brutal a una niña de 16 años. Uso la palabra niña cuando tal vez lo apropiado para la època serìa decir adolecente o joven, pero considero que ante la muerte, ante el sufrimiento injusto y aterrador, Lucia era una niña.
Beatriz Sarlo dijo que no se protege a las vìctimas, que los periodistas someten a seres humanos sufrientes a la pèrdida de intimidad en el dolor y los hacen brutalizase con declaraciones producto de ese mismo dolor.
Se ha narrado de una manera brutal las torturas sufridas por Lucìa. Se ha difundido su rostro hasta el hartazgo. No creo que fuera necesario. Hay una pornografia de las violaciones que busca vender ejemplares sin importar que de alguna manera se repite una y otra vez el crìmen del que dicen horrorizarse.
No se debe dejar sola a las compañeras en la lucha por la justicia en este y en muchos otros casos. Lo que sucediò fue un femicidiò y tambièn un crìmen contra la humanidad. Me siento tentado a relacionar estos hechos con otras cosas que estàn pasando pero creo que por ahora hay que hablar de Lucìa, de pedir justicia por ella y de repetir cuantas veces sea necesario, basta de matar.
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