Ellos no tienen amigos. Tal vez tienen relaciones, personas con las cuales hacer negocios. Son relaciones que se terminan ni bien llega el infortunio.
Nosotros no tenemos amigos, o por lo menos preferimos otra palabra, menos contaminada por el marketing: nosotros tenemos compañeros. Con ellos emprendemos la resistencia, que no se interrumpe cuando la victoria nos entrega circuntancialmente el estado. Vivir es resistir y se vive entre compañeros. Hay una escena en nuestra literatura que habla de la resistencia de un hombre Martín Fierro y de como en ese camino decide enfrentarse con la partida de policías que vienen a buscarlo. Pero en esa partida hay un hombre que decide convertirse en compañero de aquel que resiste: cruz, así se llamaba ese hombre, que no va a consentir, dice, que se mate así a un valiente (cito de memoria o de desmemoria).
Mi homenaje en este día es para ese Sargento Cruz que imaginó Hernandez y para las mujeres y hombres que resisten a esta partida de milicos neoliberales.
Qué triste debe ser vivir como ellos, allá en las alturas, con todos sus millones y tan solos
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