viernes, 10 de febrero de 2017

El fútbol como metáfora de un país

Está claro que tenemos una clase dominante y no una clase dirigente. Su fuerza está sostenida solo en un apetito sin límites y a la vez sin un objeto claro al cual apuntar.
En el fútbol se ve claro lo que quiero decir. Muere Grondona, dirigente típico de una época, con una cintura que había sabído adaptarse a las curvas y rectas que le ofrecía el camino. Durante su mandato había podido mostrar una solidez, basada en éxitos deportivos que guardaban como una alfombra mágica, toda clase de males reales e imaginarios.
Un tipo para no subestimar Grondona. Macri llegó a Boca cuando su su mejor época, la de Don Julio, ya comenzaba a ser pasado, sin embargo Mauricio tuvo que guardarse un tiempo y soportar sus palmadas paternales. A Clarín le pasó algo parecido. Imaginó que podía hacer lo que sin ir más lejos está haciendo Macri hoy, es decir romper caprichosamente contratos, destratar dirigentes (la votación 38 a 38 para que no ganara Tinelli fue patética). en resumen, esconder la billetera. Don Julio supo ver como buen admirador de Bochini, que había un espacio nuevo y se pasó a la vereda de enfrente propinándole una derrota que pudo ser definitiva y de la que todavía no se han recuperado.
Suceden luego dos hechos que no estaban en los planes de nadie, muere el general Grondona y triunfa Macri en el país, Mauricio entonces se frota las manos, durante una de sus vacaciones, planea (es una forma de decir) apoderarse de un espacio simbólico que para la política argentina (y él es un ejemplo de eso) es fundamental, para ello instruye (lo digo sin ironía) a su amiguito Angelici. Entran finalmente en la confitería que había observado con la ñata contra el vidrio y hacen único que saben hacer: se comen todas las tortas o casi todas y cuando terminan (aunque en verdad no terminaron) dejan todo desordenado, sucio y roto.
Mauricio, que es un niño consentido piensa que va a venir alguien, tal vez algún empleado de su padre para arreglar el asunto, alguien que ponga orden y coloque nuevamente las tortas en la confitería. ¿Sucederá eso, será ilimitada la capacidad del fútbol, en realidad la capacidad del país y sus habitantes, que de eso estamos hablando, para caer y volver a levantarse, para ser destruida y reconstruirse?
No creo que haya nadie que pueda contestar todavía esa pregunta.

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