Elisa que es cada vez menos Lilita y cada vez más Carrió es una gran actriz del grotesco nacional. Esa representación que excede fácilmente el espacio de los escenarios teatrales y se convierte sin más en toda la realidad.
Es ella y no otra, basta verla competir a la tímida Stolbizer para darse cuenta de que solo ella puede ocupar el lugar que ocupa es decir del exceso y el desborde.
Incontenible aún para su demiurgo Magnetto, visitó el congreso, (es diputada nacional, deberían recordarlo sus votantes), y si aparecía ahí, en un lugar que no suele aparecer, era para algo, en este caso representar un nuevo papel: Lilita defensora de los jubilados; Lilita desafiando al presidente.
Debemos decir que no fue su mejor momento. Si observamos el video que circuló ayer por la red, hoy el tema es la detención de Milani, nuevo capítulo de otra obra representada en salas judiciales, había dos diputadas que apenas contenían su risa.
Habrá que decir que su actuación por más esforzada que haya sido no alcanzó para producir ningún grado de verosimilitud.
¿Quién podrá haber creído alguna vez que el presidente ama a los improductivos abuelos, incapaces de producir la mínima plusvalía, solo tal vez algunos votos, si son capaces de llegar al colegio más cercano para votar? De dónde sale entoces esa indignación trucha sino de las usinas más hipócritas del poder dominante nacional
Basta muchachas y muchachos del cambio feliz, se les nota demasiado
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