Nunca vi al sistema caminando por la calle, tampoco nadie me mostró su foto carnet. No hace falta, hay un ejército de soldados voluntarios dispuestos a prestar cuerpo y alma a esos que algunos llaman sistema mundo y que el viejo Sartre denominaba dictadura de la burguesía.
Cómo consigue el sistema sus soldados. Ojo, no hablamos de la oficialidad que también consigue la mayor parte del tiempo ser invisible, recordemos que Cabezas pagó con su vida una foto a uno de ellos. Tampoco hablo de los excluidos, de los pobres de toda pobreza que también son invisibles pero en este caso sin quererlo. Gritan, saltan, queman gomas, cortan calles inutilmente, ya no son considerados. Me refiero, por ejemplo, a los pequeños periodista, esos que cada tanto vemos junto a su pequeña columna (una columna no se le niega a nadie) y luego desaparecen, pero que en sus quince segundos de gloria demostraron que aprendieron el oficio con dedicación. Nadie los ha homenajeado hasta ahora, nadie tiene en cuenta que sus familias pagaron sus facultades privadas y sus costosos masters.
Se han vestido para las fiestas, han sabido a quién hablarle y a quién no, cuando ser de izquierda y cuando virar hacia una lucidez más indefinida, mas silenciosa, dicen entonces que el peronismo no corre más y que la izquierda fracasó. Liberales con empleo público, docentes horizontales que bien pueden trabajar si se da en esa facultades que no cualquier cabeza puede pagar ¿se entiende?.
El muro vuelve y ellos están del lado que hay que estar, aunque no se privan de horrorizarse con Trump porque está lejos, si hasta La nación se horroriza por qué no ellos.
Ellos tienen razón, aunque es necesario decir que no es la razón de ellos, sino la que han aprendido, la que repiten porque los han contratado para decirla o porque aspirar al lugar que todavía no tienen, las charreteras del ejército del sistema
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