martes, 18 de abril de 2017

Muerte en el país neoliberal

     La escena dura unos pocos segundos. La muerte puede ocurrir en pocos segundos. La televisión une las repeticiónes, entonces parece que la desgracia le hubiese ocurrido a varias personas. No, hubo una sola víctima y se llama Emanuel Balbo. El hecho ocurre en la tribuna del club Belgrano de Córdoba. Se lo ve a Emanuel bajar desde lo alto de la tribuna hacia el para avalancha que será finalmente el lugar de su muerte. En el trayecto es golpeado salvajemente y por último es empujado al vacío.
     Emanuel baja aterrorizado. ¿Podemos imaginar el miedo que sintió? Era como somos todos ser para la muerte, pero ¿para esa muerte? Los asesinos que son multiples lo fueron empujando hacia la muerte con frialdad. ¿Eran seres para la muerte? ¿Cómo se llega a matar? ¿Sabían mientras disfrutaban del sensualismo de la violencia que estaban haciendo algo irremediable?
     El grito de guerra, lo que llevó a Emanuel a la muerte y a sus asesinos a su destino de verdugos fue: es hincha de Talleres. Me ahorro los lugares comunes de los que no se privaron en los medios, pero ahí, en esa escena, como en los linchamientos que hace poco hubo, o en la saña con que los policías reprimen ahora que el clima de época es otro, en la violencia que los pobres ejercen sobre otros pobres, pero sobretodo en un estado, en manos de la clase dominante, que se arma hasta los dientes para reprimir al pueblo después de hambrearlo, hay un gran vacío, el mismo vacío que le tocó enfrentar a Emanuel Balbo.
     

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