Alguna vez llenaron Plaza de Mayo. Sí, un programa de televisión en el canal público llenó la plaza con consignas referidas no a la urgencia del salario sino más bien a referencias ideológicas que en cualquier otra época hubieran resultado abstractas.
Recordemos el momento, el diario de más circulación del país, propietario de la radio más escuchada, del canal de televisión más visto, y sobretodo propietario junto al estado y al diario La Nación, de la fábrica que provee de papel a los demás diarios, había acumulado todo ese poder, toda esa riqueza, (a la que habría que sumarle más de cien medios del interior del país y el cable más exitoso), durante sus más de sesenta años de historia y nunca nadie, ninguna fuerza política quiero decir, lo había cuestionado.
¿Qué había que cuestinarle? La necesidad del formular esa pregunta que por los años en que asumió Kirchner tenía una fuerza que hoy no tiene, nos responde gran parte de la misma interrogación.
¿No es llamativo, y eso corre para todo el universo de empresas que hoy existen, tamaña concentración de riqueza en una empresa dedicada al periodismo? ¿No es necesario preguntarse por lo menos cómo lo hicieron?
La pregunta finalmente llegó, los motivos están suficientemente historizados, pero nadie de buena fe le puede sacar el crédito al movimiento político que la hizo. Y el merito aumenta si recordamos el momento en que se produjo: el lock out patronal más fuerte que hubo en el país. Un esquema que hubiera volteado a cualquiera con menos valentía que la que tuvieron esa pareja política que eran Nestor Kirchner y Cristina Fernandez.
Alfonsín, el querido Raúl Alfonsín, había sido derrocado por esa misma alianza mediática y económica. Tiempo después salió un libro que se llamaba por qué doctor Alfonsín. Lo compré buscando una denuncia que luego leyendo el libro no encontré. La prudencia, la soledad o la derrota le impidieron al ex presidente hacerla.
Tal vez no lo hizo porque para hacerlo debía cuestionar no solo nombres propios sino el sistema mismo.
Para sin demoras al punto al que quiero llegar: cuestionar al grupo económico Clarín era y es cuestionar al capitalismo tal cual se lo entiende hoy. Y 678 fue el arma más importante para esa batalla. De repente los que no tenían pasado empezaron a tenerlo, los que no tenían intereses visibles fueron descubiertos.
Los que emprendieron esa tarea sabían que tenían todas las de perder y que el mañana para ellos sería lo que es hoy: persecusión laboral y hasta judicial..
Muchos de los que fueron a la plaza no se acuerda de ellos, es razonable, la gente de a pié fue condenada una vez más a la escasez y a la pobreza.
Sin embargo nos ayudaron a salir por lo menos por unos años de la caverna de la oscuridad mediática. Hoy de nuevo mirando las sombras de lo real les decimos: gracias de verdad compañeros y a seguir la lucha.
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