Habrá que resignarse: la historia no sigue ninguna astucia, pero aún así, aceptando esa evidencia que pone al caos como fuerza dominante, necesitamos creer que si nos esforzamos encontraremos finalmente el sentido.
A cambio de ese sentido tenemos los relatos y las máquinas culturales (medios pero no tan solo medios) que construyen ese insumo tan necesario.
Tenemos lo que pasó ayer. Se me ocurre que puede haber estado ideado por algún fanático del boxeo. Por qué lo digo, porque suele suceder en peleas reñidas que un boxeador salga a festejar de forma desmedida para influenciar no ya la decisión de los jueces porque ya está tomada sino para construir la recepción de la decisión que esos jueces ya han tomado, y más aún si el boxeador sabe que la pelea está arreglada necesita de esa escena del festejo lo mejor actuada posible.
Que sentido tenía o mejor, ya que como hemos dicho no hay un sentido cierto, qué intención tenían los integrantes de cambiemos cuando armaron toda esta pantomima. Podrían haber sostenido su festejo en la goleada de Capital o en el triunfo en Santa Cruz o finalmente en los resultados de las generales donde eran la única fuerza que se presentaba en todos los distritos. También podrían haber minimizado el triunfo de Cristina que sabemos no fue amplio.
No, necesitaban el cadaver de Cristina.
No había triunfo completo si no se tenían la escena del triunfo sobre Cristina y si los números, que siempre se resisten a perder su objetividad, no alcanzaban, había que inventar la escena de alguna manera.
Necesitaban la foto de Vidal (construcción necesaria dado el desgaste de Mauricio) y la tuvieron.
Ahora el precio parece caro. Vidal en cualquier momento se cae, bien se desmaya o escapa espantada de escena.
Hay que postergar el conteo, por lo menos hasta octubre. Algo se le va a ocurrir a Magneto y sus muchachos porque esta chica con tantos disgustos a octubre no lega
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