martes, 16 de octubre de 2018

Un adentro sin afuera

   La patria es el otro significaba que la intención política del estado era incluir la mayor cantidad de gente posible. Que todos tuvieran una jubilación, que todos tuvieran su identidad de género, que todos tuvieran la dignidad mínima que necesita alguien para vivir. 
   El neoliberalismo exacerba la fragmentación, el privilegio de la individualidad. No hay un afuera pero tampoco hay lugar para todos en el adentro. Hay que hacer espacio parecen decir y esa exclusión no es la falla sino el objetivo, es la intención del plan político. En Hungría dormir en la calle es un delito. Qué pasará entonces con quienes se desmayen de sueño y carezcan de domicilio: lo encontrarán en la cárcel.
   Pasados tres años de gobierno no se puede prender la televisión o leer un diario oficialista sin que se haya criminalizado a algún opositor.Todos somos culpables hasta que podamos demostrar que somos inocentes o mejor, todos somos culpables según el capricho de los que están adentro.
   No hay democracia posible si no hay voluntad de que cada uno de incluir al otro. Pero sospecho que el mundo en el que vivimos en el que la riqueza está en manos de un cinco por ciento de la población necesita de la exclusión absoluta del noventa y cinco por ciento restante, que sobrevivirán penosamente como eso, como resto.
   ¿Es posible tamaña desproporción? Si lo es, basta mirar a nuestro alrededor

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