Va a ser difícil lograr la unidad del campo popular. A decir verdad pocas veces se ha logrado, y solo como consecuencia de situaciones que cayeron sobre los dirigentes y los conmovieron. La conformación de lo popular es caótica y contingente, solo en la ilusión teórica de los muchas veces bien intencionados académicos marxistas ha aparecido una clase obrera químicamente pura en lo cultural y en lo material. Las revoluciones del siglo XX fueron en general campesinas y luego vinieron cuadros provenientes de otra clase social a dirigirlas. En el desencuentro de esos dos grupos está el fracaso de los intentos de enmancipación del hombre y del retroceso feroz que vivimos.
El 2001 empujó a la unidad y el 2008 a la ruptura. No vale la pena narrar las miserias y los fracasos que tienen como consecuencia el momento grave y peligroso que vivimos.
Luego de la muerte de Nestor en octubre de 2010 ocurrió un hecho nuevo: la movilización de los jóvenes que habían sido despolitizados intencionalmente en la dictadura y luego en la democracia bipartidista. Estos jóvenes acompañados de otros no tan jóvenes son los que han tomado la calle para resistir las medidas del gobierno neoliberal.
Hay muchos compañeros que tradicionalmente han sido conducidos por el movimiento obrero peronista que esperan la reacción de sus dirigentes.
El triunvirato que conduce la CGT ha tenido un papel deslucido en el día de hoy y tuvieron que bajar del escenario con la ayuda de sus colaboradores.
Uno de ellos, Daer, tuvo un fallido dijo que iban a declarar una huelga a fin de año, luego se corrigió y dijo a fin de mes.
Es hora de que la dirigencia que no esté a la altura de las circunstancias dé un paso al costado
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