Se creen muy piolas y tal vez lo sean. Pablo Moyano se fue con la custodia y cuatro o cinco muchachos se subieron al escenario. Eso les permitió a los campeones de los buenos modales hablar de facciones peronistas y a los firmadores de decretos hablar de los que no quieren el diálogo.
La verdad es que se les está complicando el escenario y la representación de la función del circo hace agua por todos lados. Massita, Urtubey y los muchachos del triunvirato tenían y tienen que jugar a la tercera vía y no lo saben hacer o ya no pueden, se equivocan la letra, como le pasó al bueno de Daer; o tienen que esconderse y viajar a donde sea como Massita. Cristina y su familia tienen, mientras tanto, que armarse de paciencia y concurrir a citaciones cada vez más dudosas e incluso a soportar su eventual detención.
No hay huelga y a esta altura es lo mismo. El combativo Pablo Moyano puede anunciarla perfectamente, puede cruzar sus camiones donde le plazca, y no cambiará nada, la verdad más urgente, porque no diremos que sea la única, es que a la gente la guita no le alcanza y que cada vez es peor.
A partir de eso girará la realidad política más tarde o más temprano, la clase dominante y los dirigentes populares deberán elegir, no les queda otra, el papel que van a representar.
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