Dijimos que Javier Gonzalez que quiere ser Fraga era el creador de su propia caricatura. Pero debemos decir también que esa caricatura está más cerca de la tragedia que de la comedia. Y de una tragedia en particular: el genocidio perpetrado por la dictadura militar. Sus célebres declaraciones postulando su desprecio a los asistentes al acto del 24 de marzo fueron provocadas por la incomodidad que genera esa fecha en gente como Javier. Es una fecha maldita para el antiperonismo y una fecha fundante a la vez. Maldita porque no ha podido ser nunca lavada por los dispositivos de normalización de la clase dominante y fundante porque sin duda tiene el valor de un acontecimiento que tiñe de significados lo que pasó antes y lo que pasó después.
El 24 de marzo historiza a quienes no pretenden tener una historia y menos una historia de la violencia, porque se sabe la violencia siempre es la violencia de los de abajo, en nuestro país los sectores derrotados en el siglo diecinueve, las montoneras federales, y en el siglo veinte el peronismo y su resistencia. Y la triple A claro de la que ellos suponen no tener nada que ver: fue Perón dicen, para un antiperonista todo empieza y termina en Perón el siniestro personaje que les sublevó, para siempre creo yo, a la negrada.
La violencia oligárquica, como le gustaba nombrarla a David Viñas, está en el mármol. Ahí lo vimos al genial Sarmiento cuando fuimos al colegio, claro que tuvimos que esperar ser grandes para leer su correspondencia con Mitre en la que hablan de guerra de policía y la sangre de los gauchos.
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