Nadie puede negar que el presidente Macri es un político fascinado por la inteligencia y por el conocimiento. Ya desde los comienzos de su gestión como intendente de Buenos Aires ha tenido a su servicio a intelectuales de la talla del Fino Palacios, Angelici y Arribas.
Conocido seguidor de la doctrina liberal y de los lejanos próceres de ese ideal, como el célebre Bartolomé Mitre, no el celebérrimo marido de Nequi Galloti, sino el que llevó su espada triunfante al Paraguay y quién inauguró no solo el diario que apoya la gentión del actual presidente sino también quien inauguró nada menos que la historia nacional.
Mauricio todavía no ha escrito un libro, porque los escritos que son la columna vertebral de su gobierno todavía están en carpetas que sin embargo parecen efectivas y victoriosas en la tarea de atemperar la acción de los políticos opositores.
Inteligencia de servicio y conocimiento de intimidades. Gracias a la tarea de estos señores tan injustamente valorados sabemos por ejemplo que la ex presidenta trata de pelotudo a su secretario, también sabemos de los problemas que su padre, el padre del presidente tiene con su yerno y también todos sabemos que han hecho lo imposible para que el escritor Perez Corradi de la conferencia inaugural de la última feria del libro.
Inteligencia y conocimiento, tal como se la entiende en el primer mundo, aunque no faltan los nostálgicos de la cultura libresca que, como siempre, están en contra
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